El sistema nervioso es una red compleja de estructuras especializadas (encéfalo,
médula espinal y nervios) que tienen como misión controlar y regular el
funcionamiento de los diversos órganos y sistemas, coordinando su interrelación y la
relación del organismo con el medio externo. El sistema nervioso está organizado para
detectar cambios en el medio interno y externo, evaluar esta información y responder
a través de ocasionar cambios en músculos o glándulas.
El sistema nervioso se divide en dos grandes subsistemas: 1) sistema nervioso
central (SNC) compuesto por el encéfalo y la médula espinal; y 2) sistema nervioso
periférico (SNP), dentro del cual se incluyen todos los tejidos nerviosos situados
fuera del sistema nervioso central
El SNC está formado por el encéfalo y la médula espinal. El encéfalo es la parte del
sistema nervioso central contenida en el cráneo y el cuál comprende el cerebro, el
cerebelo y el tronco del encéfalo o encefálico. La médula espinal es la parte del
sistema nervioso central situado en el interior del canal vertebral y se conecta con el
encéfalo a través del agujero occipital del cráneo. El SNC (encéfalo y médula espinal)
recibe, integra y correlaciona distintos tipos de información sensorial.
Además el SNC es también la fuente de nuestros pensamientos, emociones y
recuerdos. Tras integrar la información, a través de funciones motoras que viajan por
nervios del SNP ejecuta una respuesta adecuada.
El sistema nervioso periférico está formado por nervios que conectan el encéfalo y
la médula espinal con otras partes del cuerpo. Los nervios que se originan en el
encéfalo se denominan nervios craneales, y los que se originan en la médula espinal,
nervios raquídeos o espinales. Los ganglios son pequeños acúmulos de tejido
nervioso situados en el SNP, los cuales contienen cuerpos neuronales y están asociados
a nervios craneales o a nervios espinales. Los nervios son haces de fibras nerviosas
periféricas que forman vías de información centrípeta (desde los receptores
sensoriales hasta el SNC) y vías centrífugas (desde el SNC a los órganos
efectores).
ANATOMÍA MICROSCÓPICA: NEURONAS Y NEUROGLIA
El tejido nervioso consta de dos tipos de células: las neuronas y la neuroglia o glia.
Las neuronas son las células responsables de las funciones atribuidas al sistema
nervioso: pensar, razonar, control de la actividad muscular, sentir, etc. Son células
excitables que conducen los impulsos que hacen posibles todas las funciones del
sistema nervioso. Representan la unidad básica funcional y estructural del sistema
nervioso. El encéfalo humano contiene alrededor de 100.000 millones de neuronas.
Aunque pueden tener distintas formas y tamaños, todas las neuronas tienen una
estructura básica y constan de 3 partes esenciales: cuerpo neuronal, dendritas y
axones.
1. El cuerpo o soma neuronal contiene el núcleo y el citoplasma, con todos
sus orgánulos intracelulares, rodeado por la membrana plasmática.
2. Las dendritas son prolongaciones cortas ramificadas, en general múltiples,
a través de las cuales la neurona recibe estímulos procedentes de neuronas
vecinas con las cuales establece una sinapsis o contacto entre células.
3. El axón es una prolongación, generalmente única y de longitud variable, a
través de la cual el impulso nervioso se transmite desde el cuerpo celular a
otras células nerviosas o a otros órganos del cuerpo. Cerca del final, el axón,
se divide en terminaciones especializadas que contactarán con otras
neuronas u órganos efectores. El lugar de contacto entre dos neuronas o
entre una neurona y un órgano efector es una sinapsis. Para formar la
sinápsis, el axón de la célula presináptica se ensancha formando los bulbos
terminales o terminal presináptica los cuales contienen sacos
membranosos diminutos, llamados vesículas sinápticas que almacenan un
neurotransmisor químico. La célula postsináptica posee una superficie
receptora o terminal postsináptica. Entre las dos terminales existe un
espacio que las separa llamado hendidura postsináptica.
Las neuronas están sostenidas por un grupo de células no excitables que en conjunto
se denominan neuroglia. Las células de la neuroglia son, en general, más pequeñas
que las neuronas y las superan en 5 a 10 veces en número. Las principales células de
la neuroglia son: astrocitos, oligodendrocitos, células ependimarias, células de
Swchann, y células satélites.
Los astrocitos son pequeñas células de aspecto estrellado que se encuentran en todo
el SNC. Desempeñan muchas funciones importantes dentro del SNC, ya que no son
simples células de sostén pasivas. Así, forman un armazón estructural y de soporte
para las neuronas y los capilares gracias a sus prolongaciones citoplasmáticas.
Asimismo, mantienen la integridad de la barrera hemoencefálica, una barrera física
que impide el paso de determinadas sustancias desde los capilares cerebrales al
espacio intersticial. Además, tienen una función de apoyo mecánico y metabólico a las
neuronas, de síntesis de algunos componentes utilizados por estas y de ayuda a la
regulación de la composición iónica del espacio extracelular que rodea a las neuronas.
Los oligodendrocitos son células más pequeñas, con menos procesos celulares. Su
principal función es la síntesis de mielina y la mielinización de los axones de las
neuronas en el SNC. Cada oligodendrocito puede rodear con mielina entre 3 y 50
axones. La mielina se dispone formando varias capas alrededor de los axones, de tal
forma que los protege y aísla eléctricamente. La mielinización, además, contribuye de
forma muy importante a aumentar la velocidad de conducción de los impulsos
nerviosos a través de los axones. A intervalos en toda la longitud del axón hay
interrupciones de la vaina de mielina, llamadas nódulos de Ranvier. Los axones
rodeados de mielina se denominan axones mielínicos, mientras que los que carecen
de ella se llaman amielínicos.
La microglia son células pequeñas con función fagocitaria, importantes en la
mediación de la respuesta inmune dentro del SNC. Tienen su origen en las células
madre hematopoyéticas embrionarias.
Las células ependimarias son células ciliadas que tapizan la pared del sistema
ventricular y del ependimo. Son células móviles que contribuyen al flujo del líquido
cefaloraquódeo (LCR).
4
Las células de Schwann son células de la neuroglia situadas en el sistema nervioso
periférico, las cuales sintetizan la mielina que recubre los axones a este nivel. Cada
célula rodea a un solo axón.
Las células satélite son células de soporte de las neuronas de los ganglios del SNP.
En un corte fresco del encéfalo o la médula espinal, algunas regiones son de color
blanco y brillante, y otras grisáceas. La sustancia blanca corresponde a la sustancia
del encéfalo y la médula espinal formada por fibras nerviosas mielínicas y por tejido
neuroglial. Es el color blanco de la mielina lo que le confiere su nombre.
La sustancia gris está integrada por neuronas y sus prolongaciones, fibras nerviosas
mielínicas y amielínicas y células gliales. Su color grisáceo se debe a la escasez de mielina.
SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
ENCÉFALO
El encéfalo consta de cuatro partes principales: el tronco del encéfalo, el cerebelo,
el diencéfalo y el cerebro.
El tronco del encéfalo consta de tres partes: el bulbo raquídeo, la protuberancia y
el mesencéfalo. Del tronco del encéfalo salen diez de los doce pares craneales, los
cuales se ocupan de la inervación de estructuras situadas en la cabeza. Son el
equivalente a los nervios raquídeos en la medula espinal.
El bulbo raquídeo es la parte del encéfalo que se une a la medula espinal y constituye
la parte inferior del tronco encefálico. En el bulbo se localizan fascículos ascendentes
(sensoriales) y descendentes (motores) que comunican la médula espinal con el
encéfalo, además de numerosos núcleos o centros (masas de sustancia gris) que
regulan diversas funciones vitales, como la función respiratoria, los latidos cardíacos y
el diámetro vascular. Otros centros regulan funciones no vitales como el vómito, la tos,
el estornudo, el hipo y la deglución. El bulbo también contiene núcleos que reciben
información sensorial o generan impulsos motores relacionados con cinco pares
craneales: nervio vestíbulococlear (VIII), nervio glosofaríngeo (IX), nervio vago
(X), nervio espinal (XI) y nervio hipogloso (XII).
La protuberancia está situada inmediatamente por encima del bulbo y, al igual que el
bulbo, está compuesta por núcleos y fascículos ascendentes (sensoriales) y
descendentes (motores). Contiene núcleos que participan, junto al bulbo, en la
regulación de la respiración así como núcleos relacionados con cuatro pares craneales:
Nervio trigémino (V), nervio motor ocular externo (VI), nervio facial (VII) y
nervio vestíbulococlear (VIII).
El mesencéfalo se extiende desde la protuberancia hasta el diencéfalo, y al igual que
el bulbo y la protuberancia contiene núcleos y fascículos. En su parte posterior y medial
se sitúa el acueducto de Silvio, un conducto que comunica el III y el IV ventrículo y que
contiene líquido cefaloraquídeo. Entre los núcleos que comprende el mesencéfalo se
encuentra la sustancia negra y los núcleos rojos izquierdo y derecho, los cuales
participan en la regulación subconsciente de la actividad muscular. Los núcleos
mesencefálicos relacionados con los pares craneales son: nervio motor ocular
común (III) y nervio patético (IV).
En el tronco del encéfalo también se sitúa la formación reticular, un conjunto de
pequeñas áreas de sustancia gris entremezcladas con cordones de sustancia blanca
formando una red. Esta formación se extiende a lo largo de todo el tronco del encéfalo
y llega también hasta la médula espinal y el diencéfalo. Este sistema se encarga de
mantener la conciencia y el despertar.
El cerebelo ocupa la porción posteroinferior de la cavidad craneal detrás del bulbo
raquídeo y protuberancia. Lo separan del cerebro la tienda del cerebelo o tentorio,
una prolongación de la dura madre, la cual proporciona sostén a la parte posterior del
cerebro. El cerebelo se une al tronco del encéfalo por medio de tres pares de haces de
fibras o pedúnculos cerebelosos. En su visión superior o inferior, el cerebelo tiene
forma de mariposa, siendo las “alas” los hemisferios cerebelosos y el “cuerpo” el
vermis. Cada hemisferio cerebeloso consta de lóbulos, separados por cisuras. El
cerebelo tiene una capa externa de sustancia gris, la corteza cerebelosa, y núcleos
de sustancia gris situados en la profundidad de la sustancia blanca. La función principal
del cerebelo es la coordinación de los movimientos. El cerebelo evalúa cómo se
ejecutan los movimientos que inician las áreas motoras del cerebro. En caso de que no
se realicen de forma armónica y suave, el cerebelo lo detecta y envía impulsos de
retroalimentación a las áreas motoras, para que corrijan el error y se modifiquen los
movimientos. Además, el cerebelo participa en la regulación de la postura y el
equilibrio.
El diencéfalo se sitúa entre el tronco del encéfalo y el cerebro, y consta de dos partes
principales: el tálamo y el hipotálamo.
El tálamo consiste en dos masas simétricas de sustancia gris organizadas en diversos
núcleos, con fascículos de sustancia blanca entre los núcleos. Están situados a ambos
lados del III ventrículo. El tálamo es la principal estación para los impulsos sensoriales que llegan a la corteza cerebral desde la médula espinal, el tronco del encéfalo, el
cerebelo y otras partes del cerebro. Además, el tálamo desempeña una función
esencial en la conciencia y la adquisición de conocimientos, lo que se denomina
cognición, así como en el control de las emociones y la memoria. Asimismo, el tálamo
participa en el control de acciones motoras voluntarias y el despertar.
El hipotálamo está situado en un plano inferior al tálamo y consta de más de doce
núcleos con funciones distintas. El hipotálamo controla muchas actividades corporales y
es uno de los principales reguladores de la homeostasis. Las principales funciones del
hipotálamo son:
1. Regulación del sistema nervioso autónomo: el hipotálamo controla e
integra las actividades de este sistema nervioso, que su vez regula la contracción
del músculo liso, el cardíaco, así como las secreciones de muchas glándulas.
2. Regulación de la hipófisis: el hipotálamo regula la secreción de las
hormonas de la hipófisis anterior a través de las hormonas reguladoras
hipotalámicas. Además, axones de los núcleos supraóptico y paraventricular
hipotalámicos, llegan a la hipófisis posterior. Estos núcleos sintetizan la oxitocina
y la hormona antidiurética, las cuales a través de los axones se transportan al
lóbulo posterior de la hipófisis, sonde se almacenan y liberan.
3. Regulación de las emociones y el comportamiento: junto con el sistema
límbico, el hipotálamo regula comportamientos relacionados con la ira,
agresividad, dolor, placer y excitación sexual.
4. Regulación de la ingestión de bebidas y alimentos: forman parte del
hipotálamo el centro de la alimentación, el cual controla la sensación de hambre y
saciedad, y el centro de la sed, el cual se estimula ante cambios en la presión
osmótica del espacio extracelular.
5. Regulación de la temperatura corporal: ante cambios en la temperatura
corporal, el hipotálamo estimula mecanismos que favorecen la pérdida o retención
de calor a través de estímulos que viajan por el sistema nervioso autónomo.
6. Regulación de los ritmos circadianos y del estado de conciencia: el
hipotálamo regula los hábitos de sueño y vigilia estableciendo un ritmo circadiano
(diario).
El cerebro forma la mayor parte del encéfalo y se apoya en el diencéfalo y el tronco
del encéfalo. Consta de la corteza cerebral (capa superficial de sustancia gris), la
sustancia blanca (subyacente a la corteza cerebral) y los núcleos estriados
(situados en la profundidad de la sustancia blanca). El cerebro es la “cuna de la
inteligencia”, que permite a los seres humanos leer, escribir, hablar, realizar cálculos,
componer música, recordar el pasado, planear el futuro e imaginar lo que no ha
existido.
La superficie de la corteza cerebral está llena de pliegues que reciben el nombre de
circunvoluciones. Las depresiones más profundas entre esos pliegues se denominan
cisuras, y las menos profundas, surcos. La cisura más prominente, hendidura
interhemisférica, divide el cerebro en dos hemisferios cerebrales, derecho e
izquierdo. Cada hemisferio cerebral se subdivide en cuatro lóbulos, que se denominan
según los huesos que los envuelven: frontal, parietal, temporal y occipital. El lóbulo
frontal está separado del lóbulo parietal por una cisura de dirección cráneo-caudal
denominada cisura central o cisura de Rolando. En la circunvolución situada
inmediatamente por delante de la cisura de Rolando o circunvolución prerrolándica,
se encuentran las neuronas que configuran el área motora primaria. Asimismo, la
circunvolución situada inmediatamente por detrás de la cisura de Rolando o
circunvolución postrolándica o parietal ascendente, contienen las neuronas que configuran el área somatosensorial. En la cara externa de la corteza cerebral, una
cisura que sigue una dirección antero-posterior, la cisura de Silvio, divide el lóbulo
frontal del lóbulo temporal. En la cara interna del lóbulo occipital encontramos la
cisura calcarina.
La sustancia blanca subyacente a la corteza cerebral consiste en axones mielínicos
organizados en fascículos, los cuales transmiten impulsos entre circunvoluciones de un
mismo hemisferio, entre los dos hemisferios (cuerpo calloso) y entre el cerebro y
otras partes del encéfalo a la médula espinal o viceversa.
Los núcleos estriados son un conjunto de varios pares de núcleos, situados cada
miembro del par en un hemisferio diferente, formados por el caudado, el putamen y el
pálido. Desde un punto de vista funcional participan en el control de la función motora.
Los núcleos estriados y el tálamo configuran los ganglios basales. Reciben y envían
impulsos a la corteza cerebral, hipotálamo y a algunos núcleos del tronco cerebral.
Áreas funcionales de la corteza cerebral
Las funciones del cerebro son numerosas y complejas. En general, el córtex se
divide en tres grandes tipos de áreas funcionales: áreas sensoriales (reciben e
interpretan impulsos relacionados con las sensaciones); áreas motoras (inician
movimientos); y áreas de asociación (funciones de integración más complejas,
como memoria, emociones, etc.).
Las áreas sensoriales están situadas principalmente en la parte posterior de la
corteza cerebral, detrás de la cisura central. En la corteza, las áreas sensoriales
primarias tienen la conexión más directa con receptores sensoriales periféricos.
1. Área somatosensorial primaria: se localiza en la circunvolución parietal
ascendente, inmediatamente detrás de la cisura central o de Rolando. Recibe
sensaciones de receptores sensoriales somáticos relativos al tacto, propioceptivos
(posición articular y muscular), dolor y temperatura. Cada punto en el área capta
sensaciones de una parte específica del cuerpo, el cual está representado
espacialmente por completo en ella. Hay algunas partes corporales, por ejemplo,
labios, cara, lengua y pulgar, que están representadas por áreas más grandes de la
corteza somatosensorial, mientras que el tronco tiene una representación mucho
menor. El tamaño relativo de estas áreas es proprocional al número de receptores
sensoriales en la parte corporal respectiva. La función principal del área
somatosensorial es localizar con exactitud los puntos del cuerpo donde se originan
las sensaciones.
2. Área visual: se localiza en la cara medial del lóbulo occipital y recibe impulsos
que transmiten información visual (forma, color y movimiento de las estímulos
visuales)
3. Área auditiva: se localiza en el lóbulo temporal e interpreta las características
básicas de los sonidos, como su tonalidad y ritmo.
4. Área gustativa: se localiza en la base de la circunvolución parietal ascendente,
por encima de la cisura de Silvio y percibe estímulos gustativos.
5. Área olfatoria: se localiza en la cara medial del lóbulo temporal y recibe
impulsos relacionados con la olfacción.
Las áreas motoras están situadas en la corteza cerebral de las regiones anteriores
de los hemisferios cerebrales. Entre las áreas motoras más importantes
destacamos:
1. Área motora primaria: se localiza en la circunvolución prerrolándica,
inmediatamente delante de la cisura central o de Rolando. Cada región del área
controla la contracción voluntaria de músculos o grupos musculares específicos. Al
igual que en la representación sensorial somática en el área somatosensorial, los
músculos están representados de manera desigual en el área motora primaria. La
magnitud de su representación es proporcional al número de unidades motoras de
un músculo dado. Por ejemplo, los músculos del pulgar, resto de dedos de la mano,
labios, lengua y cuerdas vocales tienen una representación mayor a la región del
tronco.
2. Área de Broca: se localiza en uno de los lóbulos frontales (el izquierdo en la
mayoría de las personas), en un plano superior a la cisura de Silvio. Controla el
movimiento de los músculos necesarios para hablar y articular correctamente los
sonidos.
Las áreas de asociación comprenden algunas áreas motoras y sensoriales,
además de grandes áreas en la cara lateral de los lóbulos occipital, parietal y
temporal, así como en el lóbulo frontal por delante de las áreas motoras. Las áreas
de asociación están conectadas entre si mediante fascículos de asociación. Entre las
áreas de asociación destacamos:
1. Área de asociación somatosensorial: se localiza justo posterior al área
somatosensorial primaria, recibe impulsos del tálamo y su función es integrar e
interpretar las sensaciones (p.e. determinar la forma y textura de un objeto sin
verlo).
2. Área de asociación visual: se localiza en el lóbulo occipital y su función es
relacionar las experiencias visuales previas y actuales, además de ser esencial para
reconocer y evaluar lo que se observa.
3. Área de asociación auditiva: se localiza en un plano posterior al área auditiva
y permite discernir si los sonidos corresponden al habla, la música o ruido.
4. Área de Wernicke: se localiza en la región frontera entre los lóbulos temporal
y parietal y permite interpretar el significado del habla y el contenido emocional del
lenguaje hablado (p.e enfado, alegría)
5. Área promotora: se localiza inmediatamente por delante del área motora
primaria y permite la ejecución de actividades motoras de carácter complejo y
secuencial (p.e. poner una carta dentro de un sobre).
6. Área frontal del campo visual: regula los movimientos visuales voluntarios
de seguimiento (p.e. leer una frase).
No hay comentarios:
Publicar un comentario