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miércoles, 26 de octubre de 2016

El Sistema Visual

Aunque suele decirse que el ojo humano es el órgano de la visión, en realidad es más correcto decir que es el órgano en el que comienza la visión, la primera etapa de lo que suele denominarse el “sistema visual humano”. Esta aclaración, no pretende en absoluto desmerecer la importancia del ojo humano, sino simplemente poner al lector en conocimiento de que en realidad puede decirse que “miramos con los ojos” pero “vemos con el cerebro”. La visión humana es un proceso complejo y apasionante, del que en la actualidad probablemente desconocemos mucho más de lo que conocemos. Son numerosas las disciplinas científicas (óptica, fisiología, neurología, psicología, etc.) que investigan sobre distintos aspectos del sistema visual humano. Todas ellas intentan dar explicaciones a las distintas etapas del complicado proceso que hace que, a partir de la luz emitida por las fuentes o reflejada por los objetos, mediante su absorción en los fotopigmentos retinianos y la transmisión de una serie de impulsos eléctricos a través de nuestro sistema nervioso, se forme finalmente en nuestro cerebro una determinada imagen del mundo exterior.
Empecemos por una descripción rápida de las estructuras principales del ojo humano indicadas en la Figura 1. El ojo humano puede considerarse un sistema óptico (conjunto de superficies que separan medios con diferente índice de refracción), que permite formar la imagen de objetos exteriores en el plano de la retina. En cierto modo podemos asimilar el ojo humano a una cámara fotográfica convencional, en la que el plano en el que se sitúa el sensor de imagen (o la película fotográfica, en el caso de las cámaras más antiguas) se corresponde con la retina. La córnea y el cristalino son los dos componentes ópticos del ojo humano que modifican las trayectorias de la luz haciendo que la imagen se forme en el plano retiniano, como hacen las lentes que constituyen el objetivo de una cámara fotográfica. Entre la córnea y el cristalino hay una sustancia líquida llamada humor acuoso. Antes del cristalino tenemos el iris, cuya abertura central (pupila) puede variar de tamaño, lo que permite regular la cantidad de luz que entra en el ojo. El humor vítreo es una sustancia gelatinosa que ocupa el 80% del globo ocular: toda la zona comprendida entre el cristalino y la retina. La zona de la retina que permite una visión con el máximo detalle o resolución se conoce con el nombre de fóvea. Las señales producidas cuando la luz actúa sobre los pigmentos existentes en los fotorreceptores de la retina salen del ojo por medio del nervio óptico, que agrupa alrededor de un millón de fibras para cada retina.

Las fibs de cada ojo (no las de las hemirretinas temporales) se cruzan al lado opuesto del cerebro, formando los llamados tractos ópticos, que terminan en los correspondientes núcleos geniculados laterales. El tracto óptico derecho lleva información correspondiente al semicampo visual izquierdo, mientras que el tracto óptico izquierdo lleva información correspondiente al semicampo visual derecho. La información de cada uno de los dos núcleos geniculados laterales se dirige al polo occipital de la corteza cerebral del mismo lado, donde se sitúa el área visual primaria, corteza visual, ó córtex visualras de los nervios ópticos de ambas retinas alcanzan el quiasma (Figura 2), donde las hemirretinas nasale.
El procesamiento de la información visual es complejo a nivel de la retina, pero es más complejo aún al llegar a los núcleos geniculados laterales, y al córtex visual. Las señales de distintos fotorreceptores se combinan y comparan produciendo respuestas oponentes de las células ganglionares de la retina, cuyos axones constituyen el nervio óptico. A su vez las señales de salida de los núcleos geniculados laterales también se comparan y combinan, y este proceso continúa hasta llegar al área V1 del córtex visual, que es la principal responsable de la percepción visual. En realidad, se han definido en el córtex unas 30 áreas visuales de distinta naturaleza: V2, V3, V4, V3A, PIP, MT, etc. Mediante imagen cerebral basada en técnicas de resonancia magnética nuclear es posible visualizar las zonas del cerebro activadas por distintas percepciones. En cualquier caso, a pesar de los avances registrados y de acuerdo con otros autores, pensamos que es completamente posible que la ciencia nunca llegue a conocer totalmente cómo funciona el cerebro humano. La interacción en el cerebro entre percepciones visuales de distinta naturaleza es también un hecho, consecuencia de la complejidad del sistema visual humano que venimos indicando

Considere el siguiente experimento. Diga lo más rápidamente posible los colores de cada una de las palabras que aparecen en la Figura 3: ¿Tuvo algún problema? Intente ahora decir lo más rápidamente posible las palabras de la Figura 3. Probablemente habrá notado que los tiempos de ejecución de las dos tareas anteriores son bastante distintos: es el llamado efecto Stroop, descubierto por el psicólogo americano John Ridley Stroop en 1935. Según los resultados de este experimento ¿piensa que puede decirse que la percepción de la forma interacciona con la percepción del color, siendo esta última “menos prioritaria”? ¿Piensa que los resultados de este experimento podrían cambiar con el entrenamiento de la persona que lo realiza? Si sus respuestas son afirmativas, ha empezado a entender que el ojo es sólo una parte inicial del sistema visual humano.



El sistema visual humano tiene similitudes y diferencias con respecto al de otros animales. Probablemente esto es consecuencia de un proceso evolutivo en el que, para cada especie, la supervivencia en el entorno correspondiente, la búsqueda de buenos alimentos, y la selección de compañeros/as sanos/as podrían haber sido los tres motores fundamentales. Los animales cazadores, suelen tener los ojos en la parte frontal de la cabeza, mientras que los demás los suelen tener en los laterales, con el fin de abarcar un mayor campo visual y poder defenderse mejor de los primeros. Los ojos de las águilas son bastante grandes comparados con el tamaño de su cabeza, lo que puede considerarse un indicio de la importancia que tiene la visión para estos animales. La visión tridimensional y en color es “privilegio” de los seres humanos junto con no muchos otros animales. En cambio, hay animales que están mucho más preparados que nosotros para la visión nocturna, insectos con ojos compuestos que les permiten escanear múltiples direcciones del espacio y ser excelentes detectores del movimiento, etc.

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